Historia

Historia

Situada en un lugar alto, a caballo entre las Marismas del Guadalquivir y el Aljarafe sevillano, y junto al Río Guadiamar, Aznalcázar es un lugar de importantes y valiosos vestigios del pasado.
En épocas históricas, Aznalcázar ha sido un importante bastión defensivo, vía de comunicación y encrucijada de caminos que favorecía el acceso de diversas poblaciones, a las zonas de pasto marismeño y al mar. Gracias a la elaboración de la Carta Arqueológica del término se pone de manifiesto la riqueza en yacimientos arqueológicos de todas las épocas.
Algunos historiadores identifican la actual Aznalcázar con la celtibera Olontigi, nombre conservado en época romana. El nombre actual de Aznalcázar deriva del árabe “Hazn-al-cazar” que significa fortaleza del Alcázar o del Palacio.
Según el Anuario Arqueológico de Andalucía de 1988(Dirección General de Bienes Culturales-Junta de Andalucía), el poblamiento de época Calcolítica es el más antiguo del que se tienen datos fiables. No faltan opiniones que sitúan en Aznalcázar la ubicación de Tartessos, y otras afirman que fenicios, griegos, cartaginenses, ..., habrían dejado su impronta en estas tierras. Incluso, se ha encontrado monedas lo que confirma la existencia de una antigua población que acuñaba monedas


La presencia romana en sus tierras dejó importantes huellas como el Puente Romano sobre el Río Guadiamar y el Recinto Amurallado del que se conservan aún algunos lienzos de muralla.

Cerro del Alcázar

Este terreno corresponde con la parte más alta de la villa, probablemente enclave de los primeros asentamientos humanos en el zona, tal como parecen demostrarlo los hallazgos cerámicos y de monedas libio-púnicas. Además, ocupando el cabezo se encuentran los escasos restos de la fortaleza a la que debe su nombre actual este pueblo.

La parte romana se encuentra reducida casi exclusivamente a los cimientos y algunas construcciones subterráneas. Actualmente, se este punto ha sido rehabilitada como parque de ocio y recreo, desde donde se puede divisar la vega del río Guadiamar.

Recinto Amurallado

Del recinto amurallado construido por los romanos, y que sufrió algunas transformaciones en la época árabe, se conservan aún algunos lienzos de muralla, y un arco, conocido como “Arco de la Pescadería” o “Arquillo”, que servía de entrada de visitantes al pueblo en la antiguedad.

Puente Romano

Este puente sobre el Río Guadiamar se hundió en 1821, si bien aún quedan varios arcos visibles de los catorce que existían en el siglo XIX.

Fuente Vieja

Durante muchos siglos fue la única fuente del pueblo; su pasado es remoto, y sus virtudes curativas se aprovechaban ya en época romana.

Esta fuente es una muestra máxima del barroco civil en Andalucía; el conjunto está formado por dos edificios fechados en 1773 y 1789, dos aljibes medievales y una alberca.

El arca de agua o aljibe se encuentra en el interior del pabellón mayor, construido en 1773 por los maestros alarifes Martín de Gelo y Pedro Franco, bajo la supervisión del maestro mayor de los Reales Alcázares de Sevilla, Ignacio Moreno; asentado sobre los caños, encierra un inmenso aljibe cubierto. Tiene una fachada principal con una hornacina central enmarcada por pilastras, en la que se abre un vano, sobre la cornisa se alza un frontón decorado con un icono de azulejos con la Stma. Trinidad. En 1789 se adosó a este edificio otro pabellón más estrecho rematado con icono de la Inmaculada Concepción. En el año 2000 fue restaurada.

Se encuentra además el PARQUE DE LA FUENTE VIEJA, con lugares de esparcimiento; mirador natural del Paisaje Protegido del Corredor Verde del Guadiamar, permite una visión cercana del río y su ribera.

Casa Grande

Interesante edificio del siglo XVII, adquirido por el Excmo. Ayuntamiento de Aznalcázar para su sede, donde se un Punto de Información del Parque Nacional de Doñana.

Iglesia Parroquial de San Pablo

Es una de las más bellas obras representativas del mudéjar sevillano(s.XIV). Consta de tres naves con cubierta de madera y separadas por pilares cruciformes. La cabecera de la iglesia está decorada con mosaicos del siglo XVI que alternan azulejos del XV. Las fachadas son de época posterior (s.XVI), la principal está decorada con almenas casi renacentistas, la de la epístola tiene una excelente labor de lacería mudéjar entre el arco y el alfiz que la enmarcan. La torre mudéjar, que parece fue alminar de una antigua mezquita, está exenta de la iglesia, y el cuerpo de campanas, decorado con azulejos, pertenece al último tercio del s. XVIII. Los artesonados y retablos de la iglesia se perdieron en un incendio en 1932.

En el interior de este singular edificio destacan magníficas imágenes barrocas, entre ellas la del Niño Jesús que con toda seguridad se puede atribuir a Juan Martínez Montañez, representante del barroco sevillano, y la imagen de San José que pertenece la mismo círculo. Igualmente se encuentra el cuadro “Cristo Crucificado”, catalogado del Taller de Zurbarán.
Igualmente, se puede observar al Cristo de San Pablo(s. XVII)de estilo manierista, una importante colección de orfebrería religiosa y libros. Finalmente, la Hermandad de Santiago Apóstol posee cuatro tallas obra de Antonio Castillo Lastrucci.

Capilla Ntro. Padre Jesús

La antigua capilla de Ntro. Padre Jesús, que se encontraba anexa al Hospital de caminantes denominado “Cuerpo de Dios”(hoy desaparecido) fue derribada en 1968 para construir la actual, que se inauguró en 1970; remodelada posteriormente en varias ocasiones, alberga la imagen de Ntro. Padre Jesús del Socorro(s.XVIII).
Un antiguo cuadro-tapiz en el interior de la Capilla, representa la Cruz de Jerusalen, insignia de Ntro. Padre Jesús.

Capilla de Ntra. Sra. de la Encarnación

Perteneciente a la Hermandad del Stmo. Cristo de la Vera-Cruz, Ntra. Señora de la Encarnación y Santa Mª Magdalena. A pesar de ser una construcción moderna, alberga un retablo neoclásico en el que se venera el Cristo de la Vera-Cruz (s.XVII) y la imagen de la Virgen de la Encarnación (s.XVIII).

Cruces historicas

Se conservan, desde hace siglos, cuatro cruces históricas situadas en los accesos a la localidad, siendo destacados elementos de la arquitectura tradicional, tanto por su ubicación como por su historia.